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martes, 27 de febrero de 2018

EL VECINITO

Yo siempre he dicho que soy como un imán para los exhibicionistas. Quizá se deba a la Programación Neurolingüística (PNL), teoría que establece  que existe una conexión entre los procesos neurológicos, el lenguaje, y los patrones de comportamiento aprendidos a través de la experiencia. Esto en palabras menos elegantes y técnicas y más prosaicas es que el subconsciente nos "traiciona". Esto es, que muchas de las cosas que nos suceden y/o pasan es porque inconscientemente deseamos que así sea y estamos programados para ello, sin que nuestro consiente se percate de ello. Uff!, me canse de escribir esto. (ja, ja, ja).
Así que creo que inconscientemente atraigo estas situaciones de exposición genital masculina ante mi mirada. (No digo que si un exhibicionista se muestra es culpa de la mujer que por cuestiones de la suerte o el destino le toco estar en el lugar y la hora equivocados, simplemente reconozco de manera personal y unilateral que puede ser que a mi me suceda por cuestiones de mi subconsciente, hago esta aclaración para no desatar polémicas). 
Tengo casi ocho años de casada, mi esposo y yo compramos a través de hipoteca una casita, y la llamo así porque realmente es pequeñita, pero me encanta, amo mi casa, aunque aun faltan 10 años para terminar todos los pagos. Por la parte de atrás tiene un pequeño jardín y colinda con el jardín posterior de la casa de mis vecinos. Quizá las ventanas de nuestras casas estén separadas algo así como 10 m. 
Mi esposo trabaja y yo también. Compartimos la misma profesión, aunque trabajamos en lugares distintos. Ello a obligado a que contratáramos a una persona que nos ayude en las labores de la casa. Un día, llegué a mi casa, la señora estaba terminando de cocinar y le dije que como iba y me comentó que le faltaba tender la ropa, le dije que fuera y que yo terminaría de preparar la comida, al rato llego toda azorada y llena de exaltación y me dijo señora, esta un muchacho completamente desnudo en su casa, se ve por su ventana.  Así que llena de curiosidad subí y efectivamente estaba el hijo de los vecinos desnudo en su cuarto, las cortinas de las ventanas estaban corridas y la ventana abierta y el iba y venia y luego se acostaba a mirar la televisión. Desde luego el hacia como que no se daba cuenta de que le estábamos viendo. Quizá en ese tiempo él tendría algo así como 16 años. La verdad es que yo solo conozco de vista a los vecinos y de vez en vez nos saludamos, mas por cortesía que por amistad, sin embargo uno termina conociéndolos. Yo sabia que mis vecinos tenían dos hijos, una muchacha y el muchacho en cuestión. El iba en ese tiempo a la preparatoria, eso si lo sabia, porque son cosas que se saben de los vecinos. Desde luego era mas que obvio que el muchachito estaba haciendo eso porque quería ser visto. ¿Qué como se eso y no fue un accidente?, bueno por la sencilla razón que estaba excitado. Pasó el tiempo y de vez en vez se repetía la situación, hasta que se volvió cada vez más común y como la señora que me ayuda quería irse por esto, entonces llegamos al acuerdo que ella lavaba y yo tendía. La verdad es que a mi no me parecía la situación tan grave, quizá por la edad de mi vecinito, de hecho se me hacia como una travesura y a mi no me causaba ofensa. Aunque a veces si me pregunté si debía decírselo a sus padres, pero la verdad es que el muchacho me caía muy bien y era muy educado y cortés. Desde luego no quería avergonzarlo o que pasara un mal rato, pensé en hablar con él. Un día le encontré, iba solo caminando asía su casa de regreso de la escuela, iba con su mochila, así que pensé que era un buen momento para platicar con él, pare mi auto a su lado, toque la bocina y le dije que se subiera que lo llevaría a su casa. Él vaciló un poco pero acepto, comenzamos a platicar sobre cosas sin importancia y yo me decía mentalmente, dile Alejandra, habla con él, pero me quede paralizada, no sabia como comenzar con el tema. Al final, llegamos a su casa le dejé y no le dije nada de su comportamiento. 1-0 Alejandra, pensé, mal por ti, cómo voy a creer que no pudiste hablar con él. ¿Pero que te pasa?. En fin no sé que sucedió pero la lengua se me trabó.
Cierto sábado eran como las cinco de la tarde, ese día, la señora que me ayuda no fue, así que me toco a mi lavar la ropa después de llegar del trabajo. Y subí a la azotea a tender al terminar, comencé a tender la ropa cuando al agacharme para tomar del cesto una prenda y al levantarme me di cuenta que estaba ahí el vecinito, sentado a la orilla del techo de la azotea de su casa a un lado de la escalera de caracol que lleva al patio de servicio. Nuestras casas son idénticas. Estaba sentadito, completamente desnudo con su pene erecto, pero tenia su rostro volteado así el otro lado, como para aparentar que no se había dado cuenta de que yo estaba ahí. Acepto, que al ser una situación poco común llama la atención y da curiosidad. Yo seguía tendiendo y el seguía con el rostro volteado. De pronto se puso de pie y me fije en él. La verdad es que es bastante guapo, pensé, es alto, delgado, verdaderamente es buen mozo, y a esa edad el cuerpo es hermoso, sin lonjas, se veía bastante bien, fornido, bien formado, muy atractivo. Y de pronto puse mis ojos en su miembro. Se veía también muy bien, moreno, grueso y largo pero no en exceso, bien proporcionado, se doblaba un poco asía su costado, dibujando una leve curva, desafiando la gravedad con esa altivez que tiene la anatomía masculina, estaba bien parado y empalado, realmente muy excitado, se veía muy vigoroso. Pensé guau!!!, que bien lo tiene, se ve muy rico. Tenia bastante vello púbico, abundante y oscuro y su escroto colgaba de manera alarmante debo decir. No sé cuanto tiempo estuve mirando, pero al levantar mis ojos, él me estaba viendo y nuestros ojos se encontraron. Nos quedamos viendo a los ojos, en silencio como unos 20 segundo. Yo sentí que mi sangre subía a mis mejillas, me sentí como una pervertida y depravada, pues yo soy una señora y él solo un niño, un menor de edad y le dije, hola José Juan, buenas tardes. Y el me saludo buenas tardes señora, con una voz un tanto nerviosa. Y comenzamos a platicar, nuevamente cosas sin importancia, del clima, de como iba en la escuela, si sus papás estaban en casa, si ya tenia novia. Así hasta que termine de tender. Nos despedimos y bajé. Vaya tarde un poco extraña la que viví ahora que lo pienso, dos vecinos hablando como buenos amigos de cosas, como suele hacerse, la diferencia era que uno de ellos estaba sin ropa. Aquella noche desde luego mi esposo y yo tuvimos intimidad de manera fogosa y salvaje (ja, ja, ja).
La vida continuo con su normalidad y las exhibiciones por parte del vecinito dejaron de suceder. Un día regresaba de mi trabajo a la hora de comer, había un alboroto en la calle, había patrullas y los vecinos estaban afuera. La verdad es que me alarme y mi corazón se acelero, de pronto vi a una vecina amiga mía, detuve mi auto, la saludé y le pregunté qué pasaba. Me comentó que una vecina había visto a un hombre desnudo en la calle y habían hablado a la policía, los vecinos estaban realmente enojados y querían atrapar al sujeto. Pase despacio entre la gente y me dirigí a la calle en que vivo, es una cerrada, detuve mi auto y bajé abrir la puerta del garaje. Cuándo estoy abriendo me doy cuenta que estaba mi vecinito escondido entre dos coches estacionados, acuclillado y desde luego sin ropa. Le llamé y le dije que se metiera a mi casa. Pobre muchachito realmente estaba asustado. Metí el automóvil y comencé a cerra la puerta de la cochera cuando entró a la calle una patrulla de policía con las luces de la torreta encendida y avanzaba despacio. Se pararon y el oficial me comentó que estaban buscando a un exhibicionista, que les habían reportado, que tuviera cuidado y que era mejor que no saliera de momento de mi casa. Lleve a mi vecino dentro de casa y lo conduje al cuarto de huéspedes que esta en la planta baja, es pequeñito y tiene su propio bañito, pero para llegar a éste hay que cruzar la cocina, así que entre con él y ahí estaba la señora que me ayuda en casa, se quedo con los ojos abiertos, con expresión de asombro. Entré con él al cuarto y se sentó en la cama individual que tiene y platicamos y me contó lo que pasó, salió de su casa para mostrarse, en la colonia en que vivo las manzanas tienen a la mitad andadores peatonales y tienen macetas y arbolitos, es muy fácil esconderse ahí, así que el muchacho, en uno de estos, se quito la ropa y espero a que pasara una mujer, paso la vecina que ya comenté y le vio, pero el muchacho se quedo mas tiempo esperando a ver si alguien mas pasaba para que le viera. Pero llegaron las patrullas y los vecinos comenzaron a salir, a si que, trató de escapar y por cuestiones del destino se metió a mi cerrada al ver unas camionetas familiares estacionadas ahí y entre las cuales se escondió y fue cuando le vi, sino hubiera sido así, le hubieran arrestado. Le pedí a la señora que le preparara un té porque realmente estaba alarmado y asustado, le conté a la señora en la cocina que había pasado y ella no paraba de reír. Lo bueno es que mi esposo no estaba sino las cosas se hubieran complicado, había salido a trabajar fuera por cuestiones de su profesión. Esperamos a que las cosas se tranquilizaran, al rato los vecinos se metieron y las patrullas se retiraron y yo salí a buscar su ropa, por donde me explicó, me costo trabajo encontrar el andador correcto pero atrás de una maceta de concreto que tienen estos andadores, ahí estaba su ropa en una bolsa de plástico y sus zapatos aun lado de esta. Tomé el paquete y me dirigí a mi casa. Al llegar le dí su ropa y comenzó a vestirse, y me fije que por primera vez veía como era su pene flácido y de pronto salió de mi boca sin pensarlo "vaya hasta que conozco como es, siempre que le veo esta bien paradote". No se que me pasó, pero se me salió el comentario, fue mas un pensamiento en voz alta, pero cuando razoné ya estaba dicho. Me puse roja y el muchachito también y comenzamos a reir, al terminar de vestirse le dije que yo le llevaría a su casa en mi automóvil, así lo hice y me quede esperando a que entrara a su casa. Ya sano y salvo regrese a la mía con la esperanza que no le reconocieran los vecinos. Creo que la experiencia fue muy dura para él porque las sesiones de exposición se terminaron, no han vuelto a suceder y yo me alegro por él, para su propio bien.

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